Pocos tienen el privilegio de haber disfrutado de las vistas desde Peñas Altas, un lugar en las nubes, un lugar acariciado por el vuelo de las rapaces, donde los árboles cantan vientos, cuentan lluvias y relatan historias de sol y de frío.
Pues allí, allí precisamente es donde el amigo Benja ideó su pequeño paraíso y cual si fuese aguilucho, dejó su presencia (por cierto... llévate una muda). Con la inestimable ayuda de Javi (el anciano), limpiaron un bancal, y poco a poco han ido montando vías de escalada: "soy tormero", "aromas", "guerrero mijareño", "aguiluchos", "el anciano"... evocadores nombres para disfrutar de esas pequeñas pero intensas "verticalidades".
Allí también se crea una escuelita, tal vez academia de futuros grandes montañeros, allí empiezan a mamar de la pared criaturas de poco más de dos años, y porqué no decirlo, algunos que ya pasamos de los cuarenta y que nos pica un poco eso que hacen esos "jipis locos".
Gracias amigos por compartir con nosotros "Peñas Altas: un lugar en las nubes"
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