Sábado 8 de enero de 2011
Nada que ver con la misma fecha de hace un año, cuando la nieve cubrió todo el alto mijares, en esta ocasión gozamos de una temperatura propia de otras fechas u otras latitudes.
Alegría grande cuando por la mañana nos reunimos en el sitio habitual (casa Benja) a tempranas horas, y es que el “quórum” allí reunido hacía largo tiempo que no se conseguía, nada más y nada menos que ocho integrantes de nuestro querido CAMET, a saber por orden alfabético: Alba, Amadeo, Benja, César, Jose, Juanjo, Ramonet y yo, Loren.
Emprendimos camino tomando el PR de las masías hasta el cruce con el camino viejo de Cirat, y nos desviamos por éste, que maravilla y cercano camino hasta ahora desconocido para mi, el verde está por todas partes y en todos sus tonos, en esta cara umbría la vegetación es bastante exuberante y las hiedra viste a los troncos con sus mejores galas, pequeñas matas de espliego jalonan el camino a ambos lados como si de un pasillo ajardinado se tratara. La senda muy limpia, se nota que las brigadas forestales invirtieron su tiempo estival a la sombra de este fresco camino, en definitiva... sorprendente y agradable.
Al llegar al final de esta senda, a escasos metros de la carretera, un camino un poco perdido a la derecha, marcado con pintura morada nos adentra en la vertiente izquierda del barranco del Lobo en su parte final y más abierta; siguiendo esta dirección vamos remontándolo y llegamos a un circo de paredes verticales de una veintena de metros por las que vimos subir a una cabra... ¡Ah, no, que es una ardilla! Tonta confusión... en esta zona hay unas interesantes construcciones de corrales que aprovechan las oquedades en la pared y que de no ser por la capa compacta de “yelmo” (Palabro usado por la zona para definir la mierda seca de oveja) y por la posibilidad de que una legión de pulgas hambrientas te chupen el alma, sería bonito hacer una parada y una visita más relajada.
Una vez cruzado en este punto el barranco a su otra vertiente, salimos a la pista de las antenas, y subiendo unos minutos, llegamos a la salida del barranco pero de su parte más encañonada, allí donde en otras crónicas he comentado que nos es muy complicado el paso de salida... pues bien, haciéndolo en este sentido inverso, por fin, hemos descubierto como salir sin ser amargado por las cañas, tollagas y zarzales... así que valió la pena esta visita.
Después de un polémico almuerzo del que no entraré en detalles, las opciones barajadas eran volver a la pista y subir para buscar el plano, volver por donde habíamos venido o convertirnos en cabras y subir por las paredes hasta buscar las crestas para desde allí buscar terreno conocido, y como no somos gente de volver por donde vinimos, ni nos gustan las pistas, pues... a trepar entre graveras desafiando la resistencia de nuestros pantalones para introducirnos entre tollagas (buena sesión de acupuntura) y coscoja (de los coscojones).
Por fin y tras un gran esfuerzo llegamos a las crestas y por vegetación un poco más amable llegamos al punto donde unas marcas amigas (Blanco-amarillo) nos indican que estamos en nuestro querido PR de las masías (un poco por encima del corral de Alberto), de allí solo resta bajar al pueblo.
Por cierto, la distancia recorrida según GPS es de 8,97 Km, useasé que la porra la he ganado yo que dije 9 Km (a no ser que estemos jugando al precio justo y me he pasado por treinta metros)
Saludos y a ver si en todas las salidas somos tantos.