4ª CRÓNICA: CORTES - SAN VICENTE

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4ª CRÓNICA. CORTES DE ARENOSO-SAN VICENTE DE PIEDRAHITA

Fecha: 5 de diciembre de 2009

Integrantes: Amadeo, César, Armando, Jose (el de Cristina), Ramonet y yo, es decir: Loren el cronista. (si señores esta vez no viene Benja, que está malo con la gripe A, al borde de la muerte)

Después de mucha deliberación durante la semana de que ruta elegiríamos para hacer, y como somos unos cagones y no nos atrevemos con el pateo previsto de 34 km (Rubielos-Montanejos), nos hemos decidido por uno de los tres PR que une las poblaciones de Cortes de Arenoso hasta San Vicente de Piedrahita, concretamente el PR 111.2, que marca como 10,5 km, aunque según las indicaciones del GPS, finalmente nos da 12.

Salimos de El Tormo temprano, aunque a alguno se le ha pegado la sábana, y nos ha hecho pasar un poco de frío en la espera (¿¡eh Amadeo!?), a esas horas 7.30, el termómetro marca 4º, no está mal, se nos han congelado los cataplines en el parquecito del fondo del pueblo. Al final aparece el dormilón.

Nos desplazamos con tres vehículos hasta San Vicente, donde dejamos uno de ellos, no sin antes tener un intento fallido de tomar un café, aquí no abren ni siquiera a la guardia civil, la madre que los parió que dormilones están todos hoy.

Al llegar a Cortes, la suerte no es mejor, los dos bares cerrados a cal y canto, así que a joderse y con los 2º de temperatura que marca el termómetro comenzamos el pateo sobre las 9 h. con la tristeza de alejarnos del bar cada vez más.

La senda como suele ser habitual en las salidas de los pueblos, está muy difícil de encontrar, sabemos más o menos que debemos seguir el arroyo, pero vamos un poco a ciegas, con el GPS, a pesar de llevar el track grabado, no te marca mucho salvo que te desvíes. Por fin vemos una marca de PR (amarilla-blanca), pero la senda resulta un pasillito donde solo cabe un pie junto a unos cultivos (por cierto cubiertos de escarcha) además cada vez nos alejamos más del bar y eso duele con el frío que hace.

Poco a poco se va definiendo bien el camino con más marcas, pero enseguida nos damos cuenta de que va a ser mucho rato por pista ancha y transitable incluso con vehículo y no necesariamente todo terreno. Efectivamente seguimos la pista y los pilones de madera marcan el PR 111 sin más indicación. El camino no está nada mal, la pista discurre por bosques de roble y pino y en cierto momento se ve la imponente mole de Penyagolosa.

A la hora de camino, paramos en una masía a almorzar (Almorsarot con vino, carajillo, bocata, etc… en fin, vida sanota, como el bar no abre, lo montamos nosotros) 45 minutos de parada y unas cuantas risas.

Continuamos con la marcha, y al cabo de un rato, de seguir la pista, por fin vemos una indicación en la que nos desvía por una variante, la PR 111.2, concretamente la que queremos hacer. Se convierte en senda, y aunque las marcas no están del todo bien definidas, logramos seguirlas sin perdernos demasiado (bendita tecnología).

La senda se hace bastante bonita, descendemos al barranco de la Garranchosa, y pasamos por fuentes calientes que al parecer son termales, aunque para ser termales conservan una capa de hielo las condenadas (es zona de umbría). La senda vuelve a subir y discurre balconeando sobre el barranco, con vistas bastante espectaculares hasta prácticamente la llegada a San Vicente.

El camino muy ameno, con Ramonet y sus historias y lo que nos hemos reído, tenemos la certeza que la fauna no se habrá acercado a menos de un kilómetro, (a riesgo de ser “enculado” por Ramonet)

Bonito pateo, al final el GPS marca 12 km justos, aunque senda verde diga que son 10,5 (eso es que ellos no se han perdido en ningún momento). Presiento que el PR 111.3 de 19km, será más bonito y por zona más agreste… en fin, ese para otro día.

A pesar de llegar a una hora que nos permite volver a comer a casa, (13 h), decidimos comer en el bar de San Vicente (que YA está abierto), aquí seguimos riéndonos la gana.

Fin de la crónica.