La idea era ver como discurría de agua, y si el Manzano no satisfacía nuestras aspiraciones, veríamos como se
las gastaba el barranco de “La
Noguereta ” (o escaleras o el de los árboles, según quien lo
nombre). El caso es que el día que nos encontramos tanta agua, unos
barranquistas que nos cruzamos nos avisaron que hasta este barranco tan
vertical llevaba agua para necesitar neoprenos (por lo cual ellos se retiraban
ya que no los habían cogido)
Nos volvimos a asomar a la
desembocadura del Manzano al Villahermosa, pero esta vez no discurría ni una
gota, así que la opción de repetir se canceló y decidimos emprender el otro.
Sorprendentemente nos encontramos
con bastante agua en la cabecera, no la suficiente como para necesitar ponernos
los trajes “de baile”, pero si para ir con cuidado en el primer rapel, aun así
algo si que nos mojó.
Tras un rato bajando el caos de
piedras desde ese primer equipamiento vimos como la tierra se bebía todo rastro
de humedad y el resto fue en seco.
Eso sí, no nos defraudó, las
vistas de esta fabulosa caída en vertical, como siempre espectaculares, un
gusto para los sentidos. Tenía ganas yo de volver al que fue mi primer
barranco.
Partícipes: Armando, Benja,
Jorge, y este que suscribe (Loren)
saludos